sábado, 15 de diciembre de 2012

Cuento II: Juan Justo (Para niños : ] )

Juan Justo iba caminado mirando el suelo, pensando y buscando. El vivía en la ciudad de Buenos Aires dónde siempre era confundido por puertorriqueño, cubano o panameño pero casi nadie acertaba en decir en donde había nacido, al principio le incomodaba un poco ser confundido pero  mientras viajó se dio cuenta que las nacionalidades solo sirven para separarnos y hacernos olvidar que somo todos iguales, por lo tanto hermanos; incluso un día cruzando del lado de una montaña para el otro  las personas grandes con placas de metal en su pecho le estaban pidiendo muchos papeles y pensó - fronteras de mierda! - así que  cuando le volvían a hacer la misma pregunta en otros países optó por decir que había nacido en el planeta tierra. 


Un día mientras caminaba por la avenida San Martín pensaba que no tenía donde vivir ni como conseguir para comer y fue cuando al joven por la cabeza le cruzó ese pensamiento que a todos alguna vez nos llega. ¿Por qué no puedo vivir yo tranquilo como los animales? Y en ese mismo instante se comenzó a cuestionar sobre el sentido de las sociedades. Le costaba entender como funcionaba el dinero, le parecía un juego desigual donde solo algunos con suerte tenían ventaja; no entendía la política y su forma de ver la vida. 

Resulta que Juan Justo se había criado en una familia honesta, de pequeño si decía una mentira lo castigaban por eso cuando creció prefería decir verdades a medias si en algún momento temía que por decir la verdad se podría meter en problemas. Por esa razón nuestro joven pensador veía con tanto desprecio a los políticos, no podía entender como dormían tranquilos, porque aun cuando el decía una verdad a medias, se sentía tan mal que por varias noches le molestaba la idea a la hora de cerrar los ojos y descansar mientras las estrellas comenzaban a brillar. El veía todo simple, decía que cualquier problema siempre se podía resolver si de verdad se quisiera solucionar; decía - solo es cuestión de ceder -. Por eso se encontraba tan absurdas las guerras, pensaba que la única razón por la cual habían guerras era porque habían personas dispuestas a morir en ellas, porque sin soldados no hay ejércitos y sin ejércitos no hay guerras. 


Estos pensamientos ya comenzaban a deprimir a Juan Justo y empezaba a convencerse de que la humanidad no merecía este hermoso lugar por lo que de a poco se le comenzaron a ir las ganas de seguir participando de la loca vida en la ciudad. Así fue como llegó hasta un parque y se sentó en una de sus bancas a seguir meditando sobre sus pensamientos y ahí sentado y analizando cual era el punto de seguir luchando para sobrevivir otro día en esta ciudad del carajo se acordó de lo que aveces todos nosotros nos olvidamos, que en lugares mas lejanos donde esas guerras y abusos son bien marcados las personas siguen luchando día a día para sobrevivir otro ocaso. Pero lo que nuestro joven ignoraba era la razón a la que ellos se aferraban. Y ahí seguía sentado y mirando para abajo cuando vio unos pequeños zapatos que cerca de el iban pasando, al levantar la mirada se encontró con una pequeña carita regordita que le sonreía y le saludaba. Y como era una persona educada le devolvió el saludo y la sonrisa y justo en ese momento todos esos sentimientos amargos se endulzaron como la lengua del oso que prueba de su garra la miel del panal de abeja. Y lo que Juan Justo ignoraba es que aveces solo basta una dulce sonrisa para devolverle todo el sentido a la vida. 
                                       Dimablo Arias / dimabloarias.blogspot.com

lunes, 10 de diciembre de 2012

Soluciones!

Todos nos andamos quejando pero somos pocos los que estamos actuando para que la realidad se vaya transformando. Por eso tenemos que juntarnos para la fuerza ir organizando y las ideas se vayan concretando. Ocupemos nuevamente los parques recitando poemas, cantando los latidos de nuestros corazones, pintando y soñando para que la intención se concrete y despertemos a la gente que anda dormida en sus burbujas, esclavos del sistema y la comodidades modernas.