jueves, 21 de julio de 2011

Reflexiones en Colonia, Uruguay I


Observo mis emociones, mis cualidades, mis pensamientos, mis defectos, mis atributos, me cuestiono y me autoestudio.

¿Por qué me cuesta tanto concentrarme? ¿por qué es tan difícil cerras los ojos y dejar de pensar? ¿por que me apuro? ¿por qué me angustio? ¿por que me exijo tanto? ¿por qué soy tan complaciente conmigo mismo? ¿por qué no cumplo lo que digo? o lo que pienso ¿por qué mi ego está hipertrofiado?. Me desespero, actuo pero no pienso. Me desencanto, me enamoro, me apasiono.

Toco una canción, improviso unos versos, reflexiono sobre lo que han reflexionado miles, me limito, me supero, me detengo y sigo. Creo y no creo, oigo y escucho, siento, percibo, visualizo, me conecto, doy y recibo.

Muchos planes y pocos comienzos, muchas ideas y pocas escritas. ¿Hasta dónde quiero llegar? no lo se. Miro, veo y observo; busco y encuentro, busco y me pierdo. El sol caliente y el sol frió, luna llena y luna a medias. Pienso en hablarle en decirle algo, me arrepiento, me atrevo, lo dudo y le acierto.

¿De qué sirve mirar para abajo si nos e puede mirar para arriba?

Me confundo y me pongo lúcido; te entiendo y no te entiendo, te conozco y me alejo, me acerco y no te conozco.

Leo y aprendo, leo y me enfurezco, leo y me trabo, leo y me río, leo y me da miedo, leo y me inspiro. Entiendo mas a la naturaleza que a la humanidad. Elijo y me eligen, voy pero no vuelvo, vuelvo pero no fui a ningún lugar.

Dime un secreto y te cuento mi vida, cuéntame tu vida y no te digo ningún secreto. Me miras y lo siento, te miro, sonríes, sonrió y nos despedimos, cuantas opciones, cuantas posibilidades.

No hablo por horas, solo unas palabras para conseguir un submarino calientito, me piden unas fotos y las tiro, me agradecen y sonrío. Las vuelvo a cruzar mientras busco mi chocolate, me miran y vuelven a sonreír, ¿le hablo o no le hablo?.

Casi que puedo imaginar que pasaría si le hablo, nos conocemos con preguntas ligeras, agradables como las facturas. Sonreímos, hago chistes, la intento mirar mas allá de sus ojos, veo cosas buenas, pasamos la tarde juntos, pero al final cada quien sigue por su lado.

Quizás hablamos un poco mas de la vida, intercambiamos ideas o nos quedamos en silencio observando, tratando de entender y yo pensando que no quisiera pasar de aquí, de este momento, no me quiero volver a enamorar, no se si pueda de nuevo.

Mi corazón solo se acelera con ella, mi delicada flor.Pero...me gusta su acento, juego a mirarla, me divierto, me basta saber que ella quizás también quiera conocerme. Con la última mirada que cruzamos casi que se animaba a decirme algo, pero su suspiro se llevó sus palabras, yo casi que decía hola mas la tinta se llevó mi voz.

Oigo la trompeta de la canción que pasan en el restaurante, me encanta como expresa la tristeza y la alegría y me vuelvo a decir que algún día tengo que aprender a soplar ese metal.






Dimablo Arias / dimabloarias.blogspot.com

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